Este mapa constituye un testimonio directo del descubrimiento de América y está considerado como uno de los más bellos dentro del arte de la topografía renacentista. Fue trazado e iluminado en Portugal en 1502, poco después de las travesías de Cristóbal Colón y Américo Vespucio. Su mecenas fue probablemente Alberto Cantino, que quiso proveer al duque de Ferrara de documentos que mostrasen las nuevas dimensiones del mundo y la importancia de los nuevos descubrimientos geográficos.

La Carta del Cantino es la primera representación del Nuevo Mundo producida en Italia. En ella podemos ver las costas del Caribe y de Brasil, separadas por “la raya”, la línea que dividía a las colonias españolas y portuguesas. Pese a ser uno de los primeros mapas que no aplican la tradición ptolemaica, aún presenta algunas de sus influencias, como las referencias a la Torre de Babel o el Edén. A diferencia de las cartas de navegación, este planisferio fue concebido para la corte, donde fue estudiado y contemplado.