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Codex Egbert

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Date : 2016

Un tesoro del periodo otónico

Grandes nombres para una sinestesia de estilos

 

Desde sus primeras páginas, este precioso códice brinda testimonio de la afición bibliófila de su mentor,  el Arzobispo Egbert de Treveris. El códice Egbert entró, por su importancia artística dentro del arte otónico, en el programa Memory of the World de la UNESCO, programa dedicado a anotar y contribuir a la conservación de los bienes culturales más importantes de la humanidad.

El comitente de este libro vivió en uno de los más creativos y bellos periodos artísticos, en el que un intercambio cultural entre el Norte y el Sur; así como las influencias carolingias, insulares y bizantinas, dieron luz a una nuevo estilo excepcional: el arte otónico. Su centro más importante fue el monasterio de Reichenau.

Al menos siete de las miniaturas de este códice fueron dibujadas por el llamado Maestro del Regristrum Gregorii, que tomó como modelos de la Antigüedad tardía y del estilo bizantino. Este artista fue un monje que ya había trabajado para Egbert en otra ocasión: llevó a cabo la decoración de una colección epistolar del papa Gregorio Magno.

El primer ciclo de la vida de Cristo en la ilustración de libros

El libro comienza con una dedicatoria y la representación del Obispo a doble página en oro y púrpura. Le siguen a continuación 51 impresionantes ilustraciones narrativas sobre la vida de Jesús en los que aparecen grupos de figuras cuya composición fue realizada cuidadosamente. Desde el Nacimiento de Cristo hasta su Ascensión y Pentecostés, cada miniatura está repleta de fuerza espiritual. En esta obra podemos apreciar representaciones de ciertos milagros de Jesús que no aparecen habitualmente otros manuscritos. Este ciclo de imágenes sobre Su vida es el más antiguo de la historia de la iluminación de libros.

El códice contiene 60 miniaturas y más de 240 iniciales. Es un libro de perícopas compuesto por 165 páginas con las lecturas de los cuatro Evangelistas a lo largo del año eclesiástico. Cada perícopa o pasaje de la Biblia comienza con una gran capitular I, decorada con una banda de oro y plata en forma trenzada. El oro y la plata que los monjes artistas usaron para iluminar las páginas y las iniciales han sido meticulosamente recreados al detalle en este facsímil. La encuadernación de seda verde es típica del tiempo otónico.

Una trama ilustrada firme y clara

El Maestro del Regristrum Gregorii creó este magnífico códice en el siglo X para el Arzobispo Egbert de Tréveris, ciudad alemana de origen romano en cuya biblioteca se conserva el libro. La fuerza narrativa de sus ilustraciones ha permanecido intacta a lo largo de los siglos y es capaz, aún hoy en día, de impresionar a quien las contemple. El brillo del oro y la plata que iluminan las páginas del manuscrito y sobre todo, sus iniciales, dotan a la pieza del esplendor y la grandiosidad que su autor y su mentor quisieron transmitir.

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