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Evangelistario de Echternach

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Date : 2016

El estilo único de uno de los scriptorium más famosos de Occidente

Opulencia para un imperio

La inclinación hacia una decoración cargada de elementos lujosos explica por qué Echternach fuera elegido como convento familiar de la dinastía salia en el siglo XI, tal y como lo fue Reichenau para el reino otoniano. La opulencia del Evangelistario de Echternach se hace notar desde el inicio del manuscrito, en el que aparecen dos páginas de color púrpura con tela, imitando al original, seguidos de un maravilloso Maiestas Domini sobre un magnífico fondo dorado y púpura. En los folios siguientes podemos ver el ciclo pictórico de los Evangelios, así como las miniaturas de dos santos sobre un fondo de oro generosamente aplicado.

La historia de un comienzo

La abadía de Echternach fue fundada por un religioso anglo-sajón llamado Willibrord de Northumbria, que junto con 11 compañeros acometió la misión de convertir a la población de la región de Friesland en el año 690. En Echternach, en la actual Luxemburgo, los monjes establecieron su nuevo hogar, que pese a sus orígenes austeros llegó a formar una de las bibliotecas más ricas de la región en el siglo XI. Su escritorio se convirtió en uno de los más famosos de su tiempo, gracias al gran número de obras de arte de la decoración de libros. Estas perícopas fueron creadas alrededor del año 1030, durante el apogeo de la iluminación en Echternach.

La originalidad unida a la riqueza cromática y al brillo del oro

Esta obra maestra cuenta con 155 folios en los que encontramos un total de 41 miniaturas y hasta 250 iniciales -ambas decoradas con oro- que acompañan a las 13 páginas de texto profusamente ornamentadas. Además de por su maravillosa decoración, el Evangeliario de Echternach causa admiración debido a la altísima calidad de sus ilustraciones y a su programa iconográfico, completamente innovador.

Los artistas del taller de Echternach desarrollaron un vocabulario propio mediante la fusión de influencias más antiguas (de la Antigüedad tardía, carolingias, bizantinas e incluso insulares) y contemporáneas a él. Algunas de las escenas que podemos contemplar en este manuscrito parecen seguir un patrón determinado; pero lo cierto es que, en cada una de ellas, los iluminadores lograron plasmar su originalidad. El ritmo narrativo de los cuatro Evangelios supuso un modelo a seguir a la hora de crear estas ilustraciones conmovedoras, que en cierta medida se alejan de los cánones de su tiempo. Un ejemplo sería la Anunciación a los Pastores, que fue concebida como una miniatura independiente a la Natividad.

De lo celestial a lo terrenal en una iconografía singular

Una característica que hace única a esta obra es el ciclo de San Esteban, formado por 11 miniaturas independientes. No se conoce ningún otro manuscrito que contenga una secuencia pictórica similar sobre este mártir. En ella se representan la búsqueda y el hallazgo de las reliquias del santo; pero también la vida de las clases populares de la época en imágenes de campesinos que cavan con pico y pala, o vinicultores cobrando sus productos con monedas de oro.

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