
Un vistazo al interior del mundo monástico medieval
La Sainte Abbaye, París o Maubuisson, en torno a 1290/1300
En realidad, estas miniaturas exigen una interpretación muy detallada, ya que van dirigidas a iniciados, por lo que en muchas ocasiones sólo presentan cortos textos explicativos junto a las figuras o escuetas citas escritas en leyendas. Con una de estas imágenes, sin texto, comienza un tratado anónimo dedicado a la abadía ideal, la abadía santa: el monasterio aparece representado en la parte inferior de la página con la puerta principal cerrada, una puerta cuyos sólidos herrajes aparecen reflejados con tanto detalle como las bisagras y los cerrojos de las dos puertas que conducen a las capillas, a derecha e izquierda. El espectador no contempla la imagen desde fuera sino introspectivamente desde el propio monasterio, y es el mundo el que queda en el exterior. Casi con toda seguridad, esta miniatura estaba dirigida a las monjas de la abadía.
Así, se exhorta a las novicias, mediante una fuerte disciplina, a aprender las lecturas que deberán utilizar en la piadosa meditación mientras la abadesa y la priora rezan a la deidad trinitaria, que simboliza la Iglesia, con la misma actitud de respeto que los coros de ángeles. De este modo la miniatura logra transmitir el espíritu de la abadía.