Brillo y virtuosismo de un artista bohemio hacia 1400
Un artista e iluminador medieval presenta su maestría
La edición facsímil fiel al original de esta increíble joya, posiblemente única en su género, hace accesible la obra al gran público y brinda a un selecto círculo de coleccionistas la oportunidad de disfrutar de un gran arte en pequeño formato, aun cuando el Libro de Muestras de Viena ha vuelto a ser una de las principales atracciones en la colección de la Kunstkammer del Museo de Historia del Arte desde su reapertura en 2012.
Esta pieza constituye un testimonio tardío de la denominada “escuela del rey Wenceslao” y se revela con este carácter como suma de las creaciones del arte bohemio desde la época del emperador Carlos IV y Peter Parler, actuando al mismo tiempo de nexo con la pintura tardía del siglo XV.
La función de esta peculiar obra continúa siendo un enigma en la actualidad. ¿Pudo tratarse de la colección de modelos de un artista itinerante tan familiarizado con el arte de Bohemia como con el de Francia e Italia? ¿O estuvo destinada a un mecenas, a quien se le entregó como obsequio de gratitud o con fines publicitarios para obtener encargos capaces de garantizar el sustento de su autor?
Retratos y seres fabulosos de gran refinamiento
En estos 56 dibujos, el artista brilla con 39 fabulosos retratos (dos de los cuales se añadieron ya en el segundo cuarto del siglo XV) extremadamente individualizados y de la calidad de un Durero; así como con 16 representaciones de animales y seres fabulosos y una calavera con rasgos que evocan el expresionismo. Resulta especialmente fascinante el único dibujo que no es un retrato: una araña de gran realismo que muestra el amor al detalle en la obra del anónimo maestro.
La variedad de tipos de cabezas guarda relación tanto con los temas ilustrativos sacro-cristianos, como por ejemplo la Madre de Dios, el ángel de la Anunciación, el Niño Jesús, Cristo en la cruz o los Apóstoles; como con el mundo profano cortesano. Y entre todas estas cabezas y bustos etéreos, el espectador podrá descubrir a un atractivo joven con la mirada puesta en una pila de agua redonda: Narciso, a quien probablemente ya en el siglo XV se le relacionaba conceptualmente con el arte de la pintura por la belleza de su imagen reflejada.
La forma exterior resulta inusual al presentar un conjunto de 14 tablillas de madera de arce custodiadas en un valioso estuche de piel repujada oscura. En cada una de las tablas aparecen cuatro de estos dibujos, finos y detallados, dispuestos a modo de ventanas y rodeados por pequeños marcos. Originariamente, las tablas estaban montadas en forma de acordeón. La valiosa funda de piel no solo se concibió para proteger la obra sino también como bolsa para transportarla.
Una pieza única, anónima y enigmática
El Libro de Muestras de Viena es una joya posiblemente única en cuanto a su género y factura artística, y al mismo tiempo un objeto realmente enigmático. Esta colección de un maestro bohemio desconocido abarca un total de 56 dibujos a punta de plata, realizados con una gran maestría y delicadamente realzados a color. El artista plasmó en su obra con una gran perfección la increíble riqueza formal del “estilo internacional” imperante en torno al año 1400.