Descripción
Brillo y colorido al servicio de la música
Los artistas del Salterio de San Albans, tanto escribanos como pintores, parecen haber estado escuchando la música de los cantos cuando plasmaron, entre 1123 y 1135, los Salmos del Rey David en un lujoso manuscrito de inusitada riqueza.
Las impresionantes miniaturas y las iniciales historiadas se suceden en el manuscrito con tal elocuencia y brillo cromático, vitalidad y fuerza expresiva, que se tiene la impresión de que estuviesen moviéndose al ritmo de la música. En el manuscrito encontramos una fantástica galería de imágenes de la época de esplendor de la miniatura inglesa.