Envíos a todo el mundo

El viaje es un motivo literario recurrente desde los inicios de la historia del libro. Ya los manuscritos medievales nos dejaron testimonios de la curiosidad que despertaban entonces los mundos lejanos y sus historias. Estuvieran basados en sucesos reales o tuviesen pinceladas de fantasía aquí y allá, el público demandaba estas narraciones para conocer qué estaba ocurriendo en el resto de Europa, en Asia o en África.

¿Quiénes traían las noticias hasta los lectores? Diferentes gremios que se dedicaban a actividades semi nómadas, como comerciantes y mercaderes, o embajadores, que al volver a casa contaban lo que habían visto y las leyendas que habían escuchado en otras tierras.

Marco Polo se encuentra con Kublai Khan (wikipedia)
Marco Polo se encuentra con Kublai Khan (wikipedia)

La religión también jugó un papel fundamental: muchas rutas hacia Oriente fueron transitadas por misioneros que quisieron evangelizar tierras lejanas. No podemos olvidar tampoco los caminos de peregrinación hacia Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela, donde se producían encuentros entre personas de origen dispar que traían novedades y relatos nunca antes escuchados.

Para aportar verosimilitud a los hechos que se querían transmitir, se hacía uso de fórmulas tales como “el autor lo vio con sus propios ojos” o se insistía en que fueron contados por una persona digna de confianza. Así ocurre, por ejemplo, en El libro de las maravillas de Marco Polo.

El viaje como punto de partida y de llegada

Lo que este tipo de manuscritos tiene en común es el eje en torno al cual se desarrolla su historia: siempre un itinerario. Éste se puede corresponder con viajes cuya existencia pudo comprobarse con posterioridad a través de diversa documentación. Pero lo fingido también tiene lugar en una época donde quien escuchaba estos relatos no tenía medios para discernir qué era real y qué era falso.

En los manuscritos medievales de viajes encontramos referencias a ciudades antiguas y actuales. Constituían el final del camino, eran el lugar de encuentro de culturas: la autóctona y las de paso. No es de extrañar que se les diera tanta importancia en los libros de la Edad Media, donde podemos leer bellas descripciones de Génova, Roma, Venecia, Constantinopla o Trebisonda, junto al mar Negro.

Además, los hechos suelen enmarcarse siempre en un orden cronológico como apunta el director del departamento de Literatura Española de la UNED, Miguel Ángel Pérez Priego.

Libros de viajes españoles imprescindibles

Del siglo XIII se conserva, en la Universidad de Salamanca, toda una guía para viajeros a Tierra Santa: la Fazienda de Ultramar. Se trata de uno de los primeros testimonios de lengua romance española. Se cree que pudo ser compuesto por el arzobispo de Toledo en el siglo anterior pero por ahora su autoría se desconoce.

De altísimo valor histórico, dos siglos más tarde, se escribe la Embajada a Tamorlán, con autor conocido esta vez: Ruy González de Clavijo. En ella se narra el itinerario que el autor siguió por órdenes del rey Enrique III de Castilla hasta la ciudad de Samarcanda, donde se situaba la corte del rey Tamerlán. Éste es un buen ejemplo de la atracción con la que se miraba a Oriente desde Europa y también un testimonio fundamental de las relaciones diplomáticas de la época.

Manuscrito Embajada a Tamorlán (wikipedia)
Manuscrito Embajada a Tamorlán (wikipedia)

Otro autor del siglo XV fue el gran Pedro Tafur, que en sus Andazas y viajes nos describió gran parte de Europa y algunos lugares del Mediterráneo y de Oriente Próximo. La información que nos legó es detallada y minuciosa: política, costumbres, flora, fauna… todo cupo en una obra de suma importancia documental.

El extraordinario trabajo de Jean Mandeville

Tal vez una de las obras de más esfuerzo recopilatorio fue El libro de las maravillas del mundo, o las aventuras del caballero Jean Mandeville. El autor, que se escondía tras este pseudónimo, dedicó treinta años a plasmar todo lo que observaba y escuchaba en sus viajes, que lo llevaron hasta el lejano Oriente. Las fechas de producción se enmarcan en el siglo XIV.

La sociedad occidental estaba por entonces sedienta de noticias de aquellas tierras. Esto explica el inmenso éxito que tuvo este libro, comparado a un best-seller en la actualidad. Probablemente su amplia difusión se debió a que el entretenido tono utilizado en el libro estaba lejos de parecerse a la pedagogía eclesiástica que caracterizaba a otros similares.

Los viajes de Jean de Mandeville
Las aventuras del caballero Jean de Mandeville

Junto al texto aparecen ilustraciones de gran realismo, que se ajustan a la tendencia de esa etapa. Podemos contemplar todas las curiosidades que el autor se fue encontrando durante su viaje en sus miniaturas de valor incalculable.

Si quieren pedir más información acerca del facsímil que Eikon ha editado este año del Libro de las Maravillas de Jean Mandeville, pueden ponerse en contacto con nosotros.

 

Close
Cart (0)

No hay productos en el carrito. No hay productos en el carrito.



Language


×